miércoles, 5 de noviembre de 2014

¿Sabemos qué carne contiene el producto que compramos?

La Organización de Consumidores y Usuario (OCU) ha realizado un estudio sobre la procedencia de la carne que consumimos investigando la composición de la carne de kebab en veinticinco establecimientos de la comunidad de Madrid en el que ha concluido que no siempre consumimos un kebab de la carne que deseamos. Este fraude alimenticio se ha demostrado en otros países europeos independientemente de España obteniendo unos resultados similares. En Reino Unido se advirtió que los kebabs de cordero comercializados contenían un gran porcentaje de otro tipo de carne que no era propiamente cordero, existiendo, incluso, muestras que contenían 0% de carne de cordero.

La venta de carnes no deseadas por el consumidor no es algo nuevo en nuestro país, puesto que, en el 2013 podíamos observar otros tipos de fraudes alimenticios como el uso de la carne de caballo, en lugar de la de vacuno, en albóndigas de los grandes almacenes suecos IKEA y en canelones precocinados "La Cocinera" de la marca suiza Nestlé. Además, la cadena Eroski Basic y Alipende también vendían carne de caballo en hamburguesas que, supuestamente, eran de vacuno.

Este suceso no es legal, ya que, no está permitido vender carne mezclada u otro tipo de carne afirmando que es de otro animal diferente, lo que supone un engaño para el consumidor, ya que, paga por algo que el usuario no solicita. Es conveniente citar que las estafas alimenticias sobre carnes que se han producido recientemente en nuestro país solo se debe a un engaño publicitario. Las carnes que estos comerciantes y establecimientos suministraban eran totalmente válidas y aptas para el consumo humano y no afectan a la seguridad alimentaria. El problema de este engaño es el producto indeseado, el elevado precio que se puede estar pagando por él o los posibles efectos en caso de ser una persona intolerante o alérgica a los compuestos de las carnes suministradas.

¿Posibles soluciones? Los Ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) emitieron posibles propuestas sobre cómo atajar el fraude alimentario.  En este momento se están identificando medidas efectivas para fortalecer los controles europeos, un aumento de pruebas aleatorias de ADN,  sanciones financieras más duras y establecer un origen de la carne en los etiquetados

   
  

                

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